Tengo especial debilidad por las
espinacas, aunque no todas las espinacas me gustan, no me gustan las espinacas
de bolsa ni las congeladas, me gusta comprar las espinacas en el mercadillo de
los jueves de Peñaranda, las compro casi siempre en el mismo puesto porque las
cultivan ellos mismos, son muy buenas, no voy a negar que dan mucho más trabajo
porque hay que cortarlas, quitar las partes feas, y sobre todo lavarlas muy
bien para que no tengan tierra, pero creo que el esfuerzo merece la pena.
Los canelones en todas sus
variedades dan bastante trabajo, hay que cocer la pasta, preparar el relleno,
dejar que se enfríe, hacer la bechamel etc., además de todo esto en este caso
debemos sumar el tiempo de pelar las
gambas o gambones (yo he usado gambones), también se podrían usar gambas
peladas congeladas pero no me gusta la textura que les queda después de
cocinarlas por lo que no las suelo usar nunca. Además con las cabezas de las
gambas y con un poco de cabeza de rape podéis hacer una sopa-crema realmente
fabulosa, de esta forma aprovechamos todo, dedicamos un ratito más pero los
resultados son excelentes.
Para estos canelones vamos a
necesitar:
2 manojos de espinacas
2 dientes de ajo
16-18 gambones
4 cucharadas soperas de harina
1 brick de nata de cocina
200 ml de leche
Sal, pimienta, nuez moscada
1 paquete de canelones
½ litro de bechamel (aprox.)
10 gramos de queso parmesano
recién rallado
Queso para gratinar.
Para preparar el relleno
procedemos tal como he explicado arriba con las espinacas, una vez limpias y
escurridas las ponemos en un wok con un poco de aceite hasta que pierdan toda
el agua, reservamos.
Pelamos los gambones y reservamos
las cabezas para una sopa o un caldo, les quitamos esa especie de vena negra
que tienen y que puede tener algo de tierra, las cortamos en trocitos.
Ponemos el aceite en una sartén,
salamos un poco las gambas y las pasamos hasta que dejen de estar
transparentes, reservamos.
En ese mismo aceite pondremos los
ajos cortados en trocitos pequeños, cuando empiecen a dorarse añadimos la
harina, un poco de sal, pimienta y nuez moscada al gusto, añadimos las
espinacas, la leche, la nata de cocina, damos unas vueltas y añadimos las
gambas que teníamos reservadas, cocinamos hasta que tenga una textura cremosa
pero no excesivamente liquida. Dejamos enfriar.
Preparamos la bechamel como
tengáis costumbre, también podéis sustituir parte de la leche por caldo de
gambas y así quedará con más sabor, una vez lista añadimos el queso parmesano y
mezclamos bien.
Cocemos la pasta según indica el
fabricante, una vez cocida la ponemos sobre un paño y rellenamos con una
cantidad suficiente de espinacas y gambas, enrollamos y colocamos sobre una
fuente de horno. Cubrimos con un poco de bechamel y queso de gratinar.
Cocemos en el horno hasta que el
queso tenga un bonito color dorado.
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