Ya sé que voy un poco tarde, pero
con tantos cambios no hay tiempo de nada,
pero igual os viene bien la receta para aprovechar los restos de fruta
confitada que tengáis en la despensa, esta receta es bien sencilla, tiene el toque del saborcito a roscón y por supuesto
la fruta escarchada.
Personalmente me encantan, porque
me gusta mucho la fruta y me gusta el roscón. Esta receta se la dedico a María
porque ha sido ella la que me la ha pedido.
Para hacerla
vamos a necesitar:
400 gramos de
harina
3 huevos
220 ml de
aceite de oliva suave o de girasol
1 sobre de
levadura tipo royal
250 gramos de azúcar
La ralladura
de una naranja
100 gramos de
fruta confitada en trocitos pequeños
25 ml de agua
de azahar
½ cucharadita
de sal
Fruta confitada
para decorar
100 gramos de azúcar,
unas gotas de agua de azahar, unas gotas de anís.
Lo primero que
haremos es preparar el azúcar aromatizado, nos tiene que quedar un azúcar un
poco húmedo pero tampoco os paséis, para ello le añadís al azúcar una
cucharadita de agua de azahar y otra de anís, mezclar bien y reservar.
Batimos los
huevos con el azúcar hasta que todo esté bien integrado, luego añadimos el
aceite y por último la ralladura de naranja.
En un cuenco
mezclamos la harina con la sal y la levadura, tamizamos. Añadimos a la leche el
agua de azahar.
Añadimos la
harina en 3 veces a los huevos, intercalando la leche con el agua de azahar,
una vez que tengamos la harina bien integrada pondremos la fruta confitada en
trocitos, mezclamos bien.
Rellenamos
nuestras capsulas de magdalena ¾ partes con la masa, colocamos fruta confitada
variada por encima y cubrimos con el azúcar húmedo.
Horneamos en
horno precalentado a 175º (yo prefiero con calor por arriba y por abajo, los
que os guste usar el aire poner unos 165-170º grados) durante unos 15 minutos,
pinchar para comprobar que están listas.