Si queréis sorprender a los
vuestros con una mermelada de fresas espectacular esta es la vuestra, porque la
vainilla le aporta a las fresas un sabor muy especial, eso sí sin quitar para
nada el sabor a fresa.
Todas las mermeladas caseras son
extraordinarias, pero si cabe en la de fresas se nota aún más la diferencia de
las industriales. Desde luego hacerla en casa sale más caro, los botes cuestan
como mínimo 0.55 céntimos de euro y claro las fresas no las regalan. Pero los
que tengáis la suerte de contar con fruta propia, o bien los que sin tener
fruta propia puedan conseguirla a un precio asequible, os animo a preparar
mermeladas. Son mucho mejores que las industriales, además en las caseras
sabemos que solo hay frutas, azúcar y en mucho casos limón.
Si las hacemos correctamente nos
pueden durar años en la despensa. Así que animaros que no es complicado.
Ingredientes:
1 kilo de fresas, ½ kilo de
azúcar, ½ vaina de vainilla, el zumo de medio limón.
Limpiar bien las fresas, quitar
todos los rabos y todas las que estén un poco feas, cortar en trozos medianos,
colocar en una olla. Una vez que las tengamos todas limpias y cortadas añadimos
el azúcar y el zumo de limón. Abrimos la vaina de vainilla y sacamos bien las semillas,
ponemos las semillas y la vaina en la olla junto con las fresas.
Cocemos nuestra mermelada hasta
que tenga la consistencia deseada, acordaros de poner un plato en el
congelador de esta manera al enfriarse
rápidamente podremos ver si está lista ya.
Hay que ir moviendo la mermelada
para que no se nos queme, no os pongo tiempo porque depende mucho del tipo de
fresas, es mejor ir comprobando con el método del plato o bien si disponéis de
un termómetro para cocina cuando llegue a los 100-104º C.
Cuando tengamos lista llenamos
los botes, cerramos y cocemos para esterilizar durante 10 minutos, han de
quedar totalmente cubiertos de agua y se empiezan a contar desde que el agua
empieza a hervir.
Una vez fríos los podemos
etiquetar a nuestro gusto.